PERDER....

Ya estoy mamo de perder nojoda!!!!!!!

CUANDO NADA SE PUEDE HACER....

Qué pasa cuando en una situación, la verdad te acompaña, pero no puedes demostrarlo...
La rabia te invade, saber que ninguno de los métodos te servirán, que las palabras no calan en esa persona para explicarle; que la violencia, eterno y primer camino, está prohibida. ¿Qué me queda?... Ni fuerza ni razón... Esa extraña mescla de ira y dolor... dolor por crearme tan bajo e ira, por no poder ver sangre en mis manos y escucharme decir: "a los hombres se respetan"... Intocable es el canalla de tan vil falacia, e imperdonable tu, tu bella damisela, que a pesar de todo, sigues en la idea, que soy el peor de todos, y con tu actitud el dolor me embriaga, y me abre los ojos, y me dejan captar la situación mejor... ¡Es mejor no estar, donde no quieren que estés! .... me largo con el sol al hombro, la tranquilidad de ser un Caballero y viendo la estela que jamás volveré a pisar.

Como duele perder.

Veo con cierta risa lo sucedido. No deja de ser gracioso la morbosa ironía de la vida, su extraña forma de recordarnos nuestra propia fragilidad, ese recordar que nunca seremos lo suficientemente fuertes, sabio y listos... NUNCA COMPLETOS.

La vida, desde muchas ópticas es un juego, y como juego, en unos momentos se gana y en otros muchos se pierde, lastimosamente no se disfrutan las victorias como si se sufren las derrotas. Por mi lado me metí a jugar con la fogata y salí quemado; me metí donde no debía meterme, donde sabia que dolería, pero en la infinita estupidez humana, se me había olvidado cuán grande era ese dolor.

Se dice que el dolor es esencia de vida, es señal de existir. No niego que hasta cierto punto es chévere, es reconfortante, es soplo de vida, oxigeno a esta maltrecha maquina. Pero no deja de doler.

Jugué y perdí, aposte y nada gane, mas bien, todo me quitaron, quede desnudo a la sombra de una luna roja… entre al juego, y de verdad, como duele perder!!!!!!

Mi refugio....

Luego de tanto tiempo, retomo, esta vez con la certeza que nadie leerá esto; quiero dejar esto para mí, para en años venir y leer, saber que se vivió, saber que queme casi todas las etapas, saber que si existe el frio en el pecho y las manos sudorosas. Saber, saber tantas cosas, y no saber nada.
Mi vida se rigió por lo de: “Somos la suma de nuestros errores”. Mi vida fue una constante de desaciertos, pocas veces logre acertarle a algo. Hoy, tantos años después, miro atrás, gallardo, casi prepotente, y me digo, ¡sigo aquí! Soy consciente que no debí llegar ni a los 20. Ahora, ad portas de los 31, reviso, levanto la mirada, y solo recuerdo con añoranzas esos errores. El camino fue difícil, no mes estoy quejando, se disfruto cada caída. Pero sigo aquí, con las mismas ganas de salir corriendo y dejarlo todo tirado. Crecí lejos de los míos, crecí casi como un paria. Crecí siendo mi Dios y mi Ley. Aprendí que es bueno temer, pero más bueno atreverse, aprendí que no todos los amigos son eternos, que siempre se debe respetar, toda relación se basa en el respeto, aprendí a callar y escuchar. Aprendí que no se debe amar, si no se es amado. Que el dolor más grande son los que vienen del corazón. Que nunca se es lo suficientemente fuerte, ni viejo, ni sabio.
Aprendí, que al final estoy como empecé; vine solo, y solo me iré. Caminare orgulloso, gallardo, mirada en alto; nadie nunca me regalo nada, a nadie nada le debo, ya mis pendientes cerrados están. A los que se toparon conmigo, solo disculpas ofrezco, a los que Herí, un perdón enorme les pido. Nunca madure, me quede igual que a los 19. Hoy, hoy, estoy igual que hace 10 años, solo quiero correr. Y como siempre, No quiero ser yo, pero cuando todo pase y mire atrás, me sentiré orgulloso, y repetiré lo que he repetido toda mi vida: QUE PODER SER YO!!!!!!

Todo pasa… recuerden eso, todo pasa, esto, también pasara.